En un entorno tan desafiante y tradicionalmente estructurado como el de la construcción, la innovación no siempre es bienvenida… pero es más necesaria que nunca. Inspirado por el libro “Originales: Cómo los inconformistas mueven el mundo” de Adam Grant, Irene Miranda, directora de la Cámara de la Construcción de Guayaquil reflexiona en este artículo sobre el valor de pensar diferente y atreverse a cuestionar lo establecido. Su visión nos invita a repensar cómo lideramos, diseñamos y construimos, y por qué fomentar la originalidad puede ser clave para enfrentar los retos actuales del sector. Una lectura que desafía, inspira y, sobre todo, conecta profundamente con quienes creemos que el futuro de la construcción se edifica con ideas valientes:
Acabo de terminar el libro «Originales: Cómo los inconformistas mueven el mundo» de Adam Grant y quisiera compartir sus enseñanzas y las reflexiones que quedaron en mí.
Grant nos invita a reconsiderar nuestra percepción de la originalidad. No se trata de una cualidad innata reservada para unos pocos genios excéntricos, sino de una habilidad cultivable, una elección consciente de desafiar el statu quo y proponer nuevas ideas.
El Papa Francisco, un Original

Estoy convencida que el Papa Francisco fue un «Original» por su notable impacto en la Iglesia Católica y en el ámbito global.
Su pontificado se caracterizó por un enfoque revolucionario que desafió las normas establecidas. Su énfasis en la misericordia, la inclusión y la humildad, junto con su disposición para abordar temas contemporáneos como el cambio climático y la desigualdad económica, lo distinguieron como un líder visionario. Su voluntad de dialogar con personas de diferentes creencias y su llamado a una Iglesia más cercana a los marginados demostraron una profunda comprensión de las necesidades del mundo moderno.
Su enfoque demostró que la originalidad no es incompatible con la tradición, sino que puede ser una fuerza poderosa para la renovación y la relevancia continua.
No todas las ideas funcionan
Alexander Graham Bell también enfrentó fracasos antes de lograr sus mayores éxitos, destacando que ser original implica generar muchas ideas, sabiendo que algunas no tendrán éxito.
Un ejemplo de cómo incluso ideas aparentemente brillantes y respaldadas por figuras influyentes pueden fallar es la historia del Segway. Lanzado con gran fanfarria y el apoyo entusiasta de celebridades y líderes, el Segway prometía revolucionar el transporte personal. Sin embargo, el Segway no logró la adopción masiva esperada, principalmente por no abordar una necesidad real y por su alto costo.
La Rebelión del Atlas de Ayn Rand
Al escribir este artículo me acordé del libro «La Rebelión del Atlas” publicado por primera vez en 1957, escrito por Ayn Rand, que narra una novela donde los individuos más productivos e innovadores, hartos de ser penalizados y obstaculizados por una sociedad que consideran parasitaria, deciden retirarse y dejar de contribuir.
Existe una similitud fundamental con la perspectiva de Grant en que ambos reconocen el valor crucial de aquellos que aportan ideas y soluciones originales.
Si, como se describe en «La Rebelión del Atlas”, los originales decidieran no seguir aportando sus ideas, su creatividad y su impulso para desafiar el statu quo, el mundo se enfrentaría a un estancamiento significativo. La innovación se ralentizaría, los problemas no se resolverían con la misma eficacia y el progreso se vería gravemente comprometido. La falta de nuevas perspectivas y la adhesión ciega a las normas existentes sofocarían el crecimiento económico, el avance social y la mejora del bienestar general.
Necesitamos Originales en Ecuador para un verdadero cambio

En el contexto actual de Ecuador, la necesidad de «originales» es más apremiante que nunca para impulsar el progreso y el bienestar.
No solo necesitamos originales en el sector privado, sino también en el sector público. Las recientes elecciones han demostrado que el pueblo ecuatoriano busca un cambio, optando por Daniel Noboa, un milenial que ha propuesto un estado original y moderno.
Para que sus ideas se materialicen, es crucial que el estado adopte una postura menos intervencionista, que no se inmiscuya en la actividad de los originales, que no les reste recursos a través de cargas impositivas onerosas.
Se requiere un entorno que fomente la libertad de pensamiento, la experimentación y la materialización de nuevas ideas. Un estado que comprenda que el florecimiento de los originales es fundamental para la creación de empleo, la generación de riqueza y la solución de los desafíos que enfrenta el país.
Al igual que en la visión de Rand, donde la productividad individual es la fuerza motriz, un Ecuador que libera el potencial de sus originales, permitiéndoles prosperar sin trabas innecesarias, estará mejor posicionado para salir adelante y construir un futuro más próspero para todos sus ciudadanos.